Alberto Witvrun.- Una sola acción marca la diferencia en Ixmiquilpan que sufrió el populismo de la cofradía Charrez Pedraza durante tres gobiernos municipales donde creció violencia y criminalidad, la que no se esfumó, pero ha descendido en los últimos 75 días, además la recuperación del parque municipal para actividades recreativas y sociales que estaba abandonado son señales positivas para sus habitantes.
Nadie debe sorprenderse si vuelven a presentarse actos delictivos de alto impacto, pero ya no con la impunidad con la que actuaba va disminuyendo, logró que no debe adjudicarse sólo al presidente municipal, porque es de todos los sectores sociales, que ha respaldado acciones como la reubicación del comercio de supervivencia o semifijo y el orden del comercio establecido.
El poder del que presumía particularmente el ahora regidor Cipriano Charrez Pedraza se desvanece cotidianamente, Pascual y Vicente, sus hermanos cada uno con sus propios intereses brillan por su ausencia, la estructura que tenían esta desaparecida y sus operadores no están activos, además tienen asuntos legales pendientes, aunque la autoridad mantiene casos en reserva.
El joven comerciante José Emanuel Hernández Pascual, por ahora tiene el mérito de poner orden; solicitar que la autoridad federal combata los delitos de alto impacto, le ha llevado a atender temas sociales, lo que no sucede en otros municipios importantes como Tula de Allende, Tulancingo de Bravo y Mineral de la Reforma, que no alcanzan nivel adecuados de gobernabilidad.
Otro factor es su estrategia de que sea el órgano de control interno, la Auditoria Superior del Estado de Hidalgo (ASEH) y la Secretaría de la Contraloría (C) quienes se encarguen de revisar a la administración anterior, lo que no significa que el tema se descuide, pero lo cierto es que en Ixmiquilpan empieza a respirarse tranquilidad, lo que contribuye a la economía regional, porque el turismo no ha disminuido, por el contrario.
