Tlahuelilpan.- A trece días de la explosión de un ducto de Pemex en la comunidad de San Primitivo, que a la fecha ha cobrado la vida de 118 personas como saldo oficial, la Iglesia católica ofició una misa en honor de las víctimas del estallido. La eucaristía fue presidida por el obispo de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez y el arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez.
Los líderes eclesiásticos pronunciaron discursos contra el delito del huachicoleo e invitaron a la población a dejar ese ilícito y mudarse a las buenas prácticas. Sostuvieron que desde que la Iglesia católica se enteró de la tragedia se sumaron a las oraciones por las víctimas de la explosión así como la resignación de sus familias.
En la región suroeste de la entidad y en todo Hidalgo hay talento para que sus pobladores logren salir de la pobreza, y ni todo el petróleo del mundo vale una vida humana, resaltaron.
Posterior a la misa, en entrevista para Vía Libre, Domingo Díaz aseguró que el huachicoleo es un pecado como todos los robos, por lo que invitó a la población a no practicarlo ni consumir combustible robado, «tenemos que enseñarnos a respetar», sentenció.
Por Miguel Á. Martínez