José Ángel Bautista. Huautla.- El furioso paso del huracán Priscila sumió al municipio en una crisis de grandes proporciones, con una estela de desolación material que afecta a 41 comunidades y a miles de familias dedicadas al campo que ha sido declarada zona de desastre.
En la comunidad de Tlatzonco, la naturaleza arrebató la vivienda a 32 familias y el daño se extiende por toda la región: 2 mil hectáreas de cultivos han desaparecido bajo el agua y el lodo. maíz, frijol, cacahuate, naranja y ajonjolí, el sustento de la mayoría se perdió por completo y la pérdida de 480 cabezas de ganado, demoledor para la economía local.
El acceso a la ayuda se ha convertido en una odisea, especialmente para las 18 comunidades que quedaron aisladas cuando tres puentes vitales colapsaron y las carreteras fueron sepultadas por derrumbes.
Desde Tamoyon I, delegados de los poblados damnificados se congregan para gestionar la distribución de víveres que empiezan a llegar gracias a la coordinación del alcalde Jorge Alberto Hernández Cortez y a la solidaridad de ayuntamientos y ciudadanos.
El río Calabozo, hoy un obstáculo, es cruzado en lanchas, único medio para acercar la asistencia a los más necesitados. Familias como la de don Gerardo, en la comunidad de Terrero, enfrentan extenuantes jornadas caminando hasta tres horas para llevar a casa la escasa ayuda. “Aunque tenemos diferencias con otras comunidades, esta ocasión nuestros vecinos nos han apoyado con despensas”, comentó don Gerardo, un testimonio de la unidad que emerge en el desastre.
A pesar de la tragedia, se confirmó una noticia alentadora: Huautla permanece en “saldo blanco”, sin pérdida de vidas humanas, una prioridad que se ha mantenido en medio de la emergencia.