Guillermo Bello. Zapotlán de Juárez.- Exigen feligreses remover del cargo al sacerdote Francisco de Jesús Contreras Figueroa, de la Parroquia de la Purísima Concepción lo acusan de incurrir en conductas reiteradas de faltas a la moral con hostilidad, violencia de género, soberbia, fobia a las comunidades de la diversidad y prácticas ajenas a la doctrina, entre otras.
A través de un comunicado dirigido al presbítero Arturo Jiménez González y a monseñor Domingo Díaz Martínez, agentes y grupos de pastoral, asociaciones municipales y ciudadanía en general pertenecientes a la Parroquia de la Purísima Concepción de Zapotlán de Juárez, solicitaron en carácter de urgente la destitución del sacerdote Francisco de Jesús Contreras Figueroa.
Lo anterior, explican, por conductas reiteradas en términos de faltas a la moral con hostilidad, violencia de género, soberbia, fobias a las comunidades de la diversidad, narcisismo, prácticas completamente alejadas a la doctrina y al catecismo.
Refieren estar enterados de los antecedentes del sacerdote, debido a investigaciones hechas por comisiones a las parroquias que fueron afectadas por “arranques emocionales”, así como diversas denuncias y quejas que recibió en años anteriores.
“En este año y 10 meses los fieles nos hallamos en hartazgo e impotencia; hoy no estamos dignamente representados en su persona, tras sacerdotes que aquí han dejado huella y que conocen su proceder como académicos y guías espirituales, tras una serie de apologías a la violencia que ha vertido en nosotros, es inadmisible que se le mantenga en sus funciones como sacerdote y menos párroco” señalan en el oficio los feligreses.
Los afectados señalan que entre las conductas reiterativas mostradas por el sacerdote, se encuentran denuncias y quejas por agresión, obligar a la gente a acudir a eventos multitudinarios durante la pandemia, así como alta tendencia a lucrar para proporcionar sacramentos de cualquier índole.
También acusan al sacerdote Francisco Contreras, de persecución y humillación a agentes de pastoral en sus homilías, burlarse de personas por capacidades diferentes, orientación sexual, género, condición económica y edad.
Finalmente, agregaron que el sacerdote rechazaba públicamente el Plan Pastoral alineado a la Arquidiócesis de Tulancingo y que negociaba directamente los sacramentos por motivos personales.