Por Rogelio Hernández López
Demasiada gente se pregunta cuál es la causa principal en la confrontación, del Presidente de la República
con algunos medios de comunicación privados, reyertas públicas que están por cumplir 3 años. Son dos las
causas; una económica y la otra (la de fondo y que no se confiesa abiertamente) es la disputa por el control
del aparato de la comunicación política como herramienta de dominación ideológica entre las fuerzas del
régimen neoliberal y el proyecto de la 4T.
De la causa económica. Andrés Manuel López Obrador insistió el 28 de julio que los medios están enojados
porque ya no se destinan cantidades multimillonarias en contratos de publicidad y afirmó que “durante el
sexenio de Enrique Peña Nieto el gobierno federal gastó 10 mil millones de pesos anuales en ese rubro”. En
esa cantidad no fue preciso.
La información oficial indica que en 2018 ocurrió el gasto más alto de todo el sexenio de Peña Nieto, con un
ejercicio de 8,988 millones de pesos de pesos, incluido el gasto ejercido en el proceso electoral federal de ese
año. Y diversos cálculos del gasto publicitario en los seis años oscilan entre 18 mil millones y 24 mil
millones de pesos, por el gasto reportado y el disfrazado. De todos modos, era mucho dinero.
Pero ¿cuánto es lo que han dejado de ingresar alrededor de 397 medios por eso que oficialmente se llaman
Presupuesto en Comunicación Social desde que asumió la Presidencia López Obrador?
Ahorro mayor a los 17 mil millones
En comparación con el gasto ejercido en 2018, en 2019 se redujo drásticamente, casi a la mitad, el
presupuesto en Comunicación Social del gobierno federal aprobado por la Cámara de Diputados y se ejerció
todavía menos.
En 2020 volvió a achicarse ese presupuesto otra mitad respecto a 2019 y según los reportes de ejercicio se
gastó todavía menos.
Y para 2021 se registró una alza en el total autorizado de casi el doble de 2020 que supera a lo solicitado en
2019. Pero, se acuerdo a lo ejercido de enero a abril (primer cuatrimestre) se puede proyectar un escenario en
el cual el gasto para todo 2021 sería de apenas la mitad de lo autorizado.
Lo destacable en este ejercicio numérico es que se dejarían de gastar 17 mil 417 millones 425 mil pesos
durante 2019, 2020 y lo que se ejerza en 2021, al tomarse como base el gasto real de 2018.
Esta es la misma cantidad que no tuvieron de ingresos los más de 400 medios que estaban registrados como
proveedores de servicios publicitarios en 2018.
Y para contrastar lo que no se ha gastado en publicidad del gobierno federal en tres años debe decirse que ese
total supera en 2 mil 409 millones al presupuesto de 2021 destinado a todo el Sistema de Transporte
Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México que es de 15 mil 081 millones de pesos.
Sí es motivo de enojos y confrontación (ver cuadro).
El fondo
La confrontación sigue álgida y probablemente no menguará a pesar de que el gasto publicitario no
desapareció y que superará los 4 mil 500 millones de pesos en los tres años del gobierno de López Obrador,
porque hay otra causa en el fondo: Las batallas también son político ideológicas.
En una de las obras más famosas del filósofo Louis Althusser se definen mejor los llamado aparatos
ideológicos de Estado que reproducen de las relaciones de producción, es decir, las relaciones liberales
capitalistas de explotación. Y son distintos a los aparatos represivos del Estado porque actúan en tiempos de
paz. (ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan, Nueva Visión,
Buenos Aires, 1988)
Estos aparatos o sistemas, según su enumeración, son los de las distintas Iglesias, los de "Escuelas”, públicas
y privadas, el jurídico, el político del cual forman parte los distintos partidos, el sindical, los de áreas de la
cultura (literatura, artes, deportes, etc.) y el sistema de información (prensa, radio, T.V. y demás) que en las
sociedades occidentales es el más influyente por la velocidad y capacidades de trasmisión.
“Cada uno de ellos (sistemas) concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el aparato político
sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la ideología "democrática", "indirecta"
(parlamentaria) o "directa" (plebiscitaria o fascista); el aparato de información atiborrando a todos los
"ciudadanos" mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo,
liberalismo, moralismo, etcétera.”
Y el orden anterior que esos sistemas mantenían se está trastocando en México. Quien subvierte el orden
establecido hasta 2018, todavía de manera pacífica y con instrumentos del sistema anterior, es el gobierno de
López Obrador al modificar bases jurídicas que comienzan a cambiar el tipo de relaciones en todas las áreas
de los llamados aparatos ideológicos, muy marcadamente en el sistema de información.
El mercado de la información y la publicidad ha sido trastocado severamente también por el ajuste
draconiano en el gasto del gobierno federal. Los grandes medios, que eran los más beneficiados por ese gasto,
parecen mostrar que quieren el regreso del régimen de conveniencias mutuas que fomentaba la visión de libre
mercado de la ideología neoliberal. Se oponen a que el Estado sea regulador en el aparato de la información,
pero en específico identifican al gobierno de López Obrador como lo que ha mostrado ser en tres años, el
mayor subvertidor de aquel régimen.