Alberto Witvrun.- El 14 de mayo de 1977 un grupo de Guardias Blancas emboscaron a campesinos que acompañaban el sepelio de una señora, matando a tres de ellos Nicolás Baltazar, Nicolás Tolentino y Nicolás Anastacio, lo que dió origen al movimiento indígena independiente en la Huasteca hidalguense.
Época de represión y persecución que tiño de sangre el norte de la entidad, surgiendo la organización 14 de Mayo, que se transformaría en Organización Independiente de Pueblos Unidos de la Huasteca (OIPUH) columna verebral del Frente Democrático Oriental de México Emiliano Zapata (FDOMEZ) que en las siguientes décadas luchará por la reivindación de los pueblos indígenas.
Sin duda en los años 70 y 80 el movimiento postrevolucionario más importante que obligó al Estado mexicano a convertir la mayoría de la tierra en propiedad social ya atender el rezago, aunque la pobreza no ha desaparecido.
Las condiciones cambiaron, marginación y pobreza disminuyeron pero no desaparecieron, las oportunidades aumentaron, pero son insuficientes paralelamente el movimiento se degradó, se pervirtió y hoy apenas sobrevive porque nunca evolucionó hoy solo es una efeméride.
Los jóvenes ignorantes quien fue Alejandro Hernández Dolores, Pedro Beltrán, Humberta Hernández, Benito Hernández; no saben que sucedió en El Chingüiñoso, en Tzacuala, ni el papel del Equipo Pastoral Atlapexco que formaron los religiosos Pablo Hernández Clemente, Samuel Mora Castillo y José Barón Larios.
Desde luego que no se quiere revivir esa etapa, pero tampoco se debe olvidar porque es el origen de las condiciones actuales que pueden mejorar con una mayor participación ciudadana tomando como base el espíritu de lucha del pueblo huasteco.
Porque la lucha ahora debe ser por exigir mejores condiciones y oportunidades para generar riqueza si la franja norte de Hidalgo se suma con estrategia a la economía del Golfo de México.