Tula de Allende. Aunque el remozamiento de las pintas sobre la muralla de la catedral de San José que a últimas fechas han realizado grupos de mujeres como protesta ante los feminicidios que en los últimos meses han ocurrido en la región Tula – Tepeji, la reparación no es costosa, pero sí molesta porque a la larga vulneran el patrimonio cultural y la imagen turística del centro de la ciudad.
En estos términos se expresó el arqueólogo Pedro Cardoso Reyes, responsable de la restauración del máximo templo católico tras los recientes actos vandálicos, el último de ellos ocurrió la madrugada del pasado lunes, día en que, por la mañana, aparecieron pintas a favor del aborto legal, en el marco de la conmemoración del día internacional de tal acción.
“No es costoso hacer el recubrimiento y resane de la muralla de catedral, pero es molesto, porque le quitan la belleza que tiene el máximo templo católico de Tula y el resto de la Diócesis, cada vez que la rayan la tenemos que repintar, y se ve toda parchada, no es un color uniforme, además de que a la larga puede causar un deterioro más grande”.
Reprochó que la vandalización de la iglesia central de Tula, cada vez sea más frecuente, y reveló que, antropológicamente se puede afirmar que, las personas que están detrás de las pintas, cada vez se reducen más, porque se ven únicamente tres colores y una sola letra.
Señaló que, con cada acto vandálico que hacen, logran aprender algo más de la “causa social” que las impulsa a rayar, además de que aprenden nuevas técnicas de remozamiento y repintado de la muralla, aunque reiteró que con cada acción puede haber un deterioro mayor.
Por Miguel Á. Martínez