Juan Manuel Pérez.- Continua el juicio por el homicidio de Gerardo Sosa Cravioto hijo del exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán ocurrido en las inmediaciones del Rancho San José (Yamila) en la comunidad de Monterrey perteneciente al municipio de Acaxochitlán.
En las declaraciones de peritos, investigadores y testigos presenciales se indicó que el ahora occiso llegó en su camioneta gris a una propiedad en construcción para pedir ayuda, en ese momento arribó un automóvil de color blanco que conducía (un hombre de suéter verde) quien era el contador del rancho Yemila y grito para pedir ayuda.
En ese momento una pareja (hombre y mujer) que laboraba como albañiles salieron de la construcción y lo auxiliaron.
Mientras se hacían las maniobras, llegó un hombre joven quien se desconoce su identidad, pero era de mediana estatura y de complexión regular en un carro rojo y colaboró en acomodarlo en la parte trasera de la camioneta.
Se informó que durante las labores de auxilio, un hombres de entre 25 y 28 años de edad, que conducía un auto Chevy rojo se acercó para ayudarlos, pero sólo se cuenta con el retrato hablado de esta persona, quien es de cara redonda y ojos claros, y complexión mediana.
Asimismo durante la audiencia los jueces aceptaron la presentación de una prueba anticipada correspondiente a un testigo que señaló que Fernando N. de contar con una pistola calibre .45 en noviembre de 2018.
Se destacó que dicho testigo no se presentó en el juicio a comparecer por radicar en Estados Unidos (EU) y trabajar en la pisca.
Sin embargo, el Ministerio Público (MP) subrayó que el hombre fue amenazado en octubre de 2019 ocho meses después del asesinato del joven, tanto vía telefónica como posteriormente fue agredido físicamente, pero no se precisó quienes fueron él o los presuntos responsables de las amenazas tampoco del seguimiento en la carpeta de investigación por dichas amenazas.
Según lo referido por este testigo presentado por el represente social se trata de un ex empleado de la empresa Yemila, quien indicó que Fernando N. contaba con un arma calibre 0.45, la cual habría ayudado a destrababa al joven, pues el arma estaba trabada, según destacó.
En una jornada larga para los jueces la defensa, un punto clave es el retrato hablado, pues en un principio el MP, consideró que esta persona que se detalla sólo con las características podría haber sido el mismo Fernando; sin embargo, tiene características físicas distintas.
