Guillermo Bello. Tulancingo de Bravo.- Continúan a la espera de respuesta los padres de familia y maestros que denunciaron agresión y encierro en contra menores, acoso laboral y hostigamiento dentro de dos Centros de Atención Múltiple (CAM) del municipio.
La semana anterior, al término del ciclo escolar, padres de familia así como maestros de los Centros 20 y 5 de las colonias La Minera y Medias Tierras, respectivamente, denunciaron diversas acciones cometidas por integrantes de estos planteles educativos, donde la principal preocupación son los daños que pudieran recibir los menores.
Respecto al asunto al interior del CAM 20, señalaron a Isela Mendoza, maestra del plantel, de grabar en video y tomar fotografías de manera ilegal a los niños, lo que acusaron como hostigamiento, violencia y manipulación.
Los menores que acuden, referían en las cartulinas, también eran víctimas de aislamiento y encierro por parte de la maestra señalada, por lo que se pudieron leer textos como “Castigar al alumnado no es educación” y “No protejan al hostigador”.
Dicha situación, explicaron, se ha informado a Jaziel Templos Gutiérrez, secretario de organización VI del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sin embargo, advierten que pese a que se realizó una mesa de diálogo, no existe una respuesta clara.
En lo referente al Centro de Atención Múltiple número 5, el señalamiento hecho por padres de familia fue contra Edgar Gabriel Silva Islas, quien labora en la institución como psicólogo, no obstante, aseguran, ha maltratado a menores en diversas ocasiones.
Los inconformes también denunciaron que Milagros Arce Coen, quien ostenta el cargo de supervisora, es una mujer acosadora y violenta, y en este CAM no existe transparencia respecto al destino del recurso recaudado a través de las cuotas que aportan los padres de familia.
En ambos casos, los afectados exigen la intervención de las autoridades competentes con el objetivo de evitar la reincidencia de situaciones como las mencionadas, especialmente de aquellas que afectan la integridad de los menores que acuden a un espacio donde, se supone, deberían estar seguros.