Miguel Á. Martínez. Tula de Allende. Mediante estudios realizados en aguas negras y sedimentos de los ríos Tula y Salados, además de los principales ramales que conducen los líquidos residuales a la presa Endhó y a la Planta Tratadora de Atotonilco, un grupo de investigadores busca los principales contaminantes que afectan a la región, tanto en cuestión ambiental como en la salud de la población.
Mediante ellos, los expertos del Centro de Genética y Ambiente de la Universidad Autónoma de Tlaxcala que participan en el PRONAII de toxicidad, pretenden encontrar contaminantes orgánicos persistentes, orgánicos volátiles y metales pesados.
Edelmira García, coordinadora del equipo de investigación en toxicología, sostuvo que este primer diagnóstico es importante porque, contando con los resultados preliminares, podrán generar información científica que sirva para contrarrestar los efectos negativos detectados tanto en el entorno ecológico como en la salud pública.
Además, servirán también para identificar los puntos con mayor riesgo, para así iniciar un monitoreo que les da más información y certeza de la contaminación en los cuatro municipios participantes (Atotonilco de Tula, Atitalaquia y Tula, además de Apaxco, Estado de México).
Con base en los resultados, agregó la investigadora, se podrán iniciar los planes de restauración y/o reparación que sean necesarios.
Cabe resaltar que la toma de muestras ya se realizó en los ecosistemas ribereños de los embalses ya enlistados, entre el 2 y 5 de mayo, donde también se tomaron muestras de animales que habitan el entorno altamente contaminado de los cuerpos de agua, como ranas, sapos, roedores y murciélagos, con la finalidad de detectar posibles mutaciones en la fauna.
Los muestreos de sedimentos y aguas negras se realizaron como parte de una investigación mayor coordinada por estudios de la doctora Brisa Carrasco, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, que son auspiciados por el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Los resultados de los estudios para detectar los principales contaminantes, así como su influencia en el deterioro ambiental y en la salud pública estarán disponibles a partir de noviembre de 2024.
Para la doctora Brisa Carrasco, coordinadora del proyecto de investigación, la región Tula – Tepeji, así como el norte del Estado de México, es una zona de sacrificio ambiental, porque desde hace más de 50 años las autoridades determinaron que el polígono se destinara a la industrialización, además de enviar las aguas negras del Valle de México, de tal manera que se contaminó y se sigue contaminando.