Juan Manuel Pérez. Mineral de la Reforma.- Tras cuatro días de haber permanecido en calidad de desaparecido, el taxista Miguel Marín Godínez Hernández fue hallado sin vida en el canal del Río de las Avenidas, a la altura de los fraccionamientos Los Tuzos y el Venado.
Horas antes, y a más de 50 kilómetros de distancia del lugar donde apareció el cuerpo sin vida, fue localizado el vehículo en el que la víctima trabajaba, cercano a la Universidad Politécnica (UPT) de Tulancingo.
La unidad con las placas A-314-FUZ estaba cubierta con lonas y en un predio al margen de la carretera que lleva a la Universidad Politécnica, en inmediaciones de una escuela telesecundaria, donde se detuvo a dos hombres, aunque extraoficialmente se subió a ocho el número de aprehensiones.
Hasta el lugar del hallazgo del cadáver del taxista acudieron peritos especializados de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) quienes se encargaron de recabar las pruebas, en tanto que los restos humanos fueron canalizados al Servicio Médico Forense (Semefo).
De acuerdo con el parte oficial, fue por la madrugada autoridades localizaron lo que a la distancia parecía ser una persona tirada e inmóvil al fondo de un canal en el bulevar del Río de las Avenidas, específicamente en el tramo de las colonias Los Tuzos y El Venado.
Al bajar para constar se descubrió que ya no presentaba signos vitales, además de que se pudo saber que era un hombre joven y de complexión robusta, ante lo cual posteriormente, y tras hacer el rescate, fue conformado que se trataba de Miguel Marín Godínez Hernández.
El hombre, de oficio taxista, tenía 30 años, al momento de su desaparición el domingo 23 de marzo, aunque se desconoce en qué momento ocurrió su muerte y las causas, es decir, si pudo haber violencia de por medio.
Tras una marcha pacífica en Pachuca de decenas de taxistas y sus unidades quienes pidieron justicia, así como un bloqueo en el bulevar La Morena en Tulancingo, por la tarde-noche de ayer miércoles 25 de marzo fue reportado el hallazgo del taxi en el que trabajaba Miguel Marín Godínez Hernández, mismo que estaba oculto.