Jesús Castillo.- En México, aproximadamente 120 mil personas viven con el síndrome de asperger y la mitad de ellas llega a la edad adulta sin haber sido diagnosticada, según la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH).
Esta enfermedad, explicaron, forma parte de los trastornos del espectro autista (TEA) e incluye un conjunto de alteraciones en la interacción social, la comunicación y los intereses, lo que supone una discapacidad para relacionarse socialmente.
Las personas con asperger no reconocen el lenguaje corporal ni el tono de la voz, y les resulta casi imposible interpretar las acciones y pensamientos de los demás, por lo que tienen dificultades para hacer amistades.
Quien sufre esta condición tiene un aspecto e inteligencia normal o incluso superior a la media, pero normalmente le resulta difícil comprender las reglas sociales “no escritas”.
Por ello, a veces pueden comportarse de manera inadecuada, hablando de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
Los problemas que presentan con sus destrezas sociales, emocionales y de comunicación les impide interactuar ‘normalmente’ con las personas, lo que genera que tiendan a aislarse.
Es por esta razón, señalan especialistas de la SSH, que el diagnóstico oportuno es esencial para mejorar la calidad de vida del paciente pediátrico, ya que el tratamiento es más efectivo cuando se inicia antes de los tres años porque el cerebro está en pleno crecimiento.