Especial Vía Libre.- La crisis sanitaria por insuficiencia de confinamientos para desechos sólidos urbanos que el Plan Estatal de Desarrollo, estima se generan 850 mil anuales, 700 mil en ciudades medias, al concluir la vida útil de rellenos sanitarios como El Huixmí, agrava la Herencia Maldita de Omar Fayad Meneses a Hidalgo.
La basura no sería problema de no haberse opuesto por razones políticas a la incineradora de la empresa Valorsum, S. A. de C. V. instalada en Tepojaco, Tizayuca; que convertiría a los rellenos sanitarios en centros de transferencia con separación y compactación, generando empleos y resolviendo el problema sanitario, al procesar más del 50 por ciento de los desechos sólidos del estado.
Una solución insuficiente en el mediano plazo es la recicladora con base en economía circular que la federación instalará en Tula; parte de la respuesta a la emergencia ambiental a la zona más contaminada del país por la mezcla de emisiones de la industria paraestatal, cementeras y aguas residuales.
Fayad Meneses frenó y propició la destrucción del proyecto iniciado en el gobierno de Francisco Olvera; dejando sin procesar la basura de Pachuca–Mineral de la Reforma que alcanza 447 toneladas diarias, además 265 del Valle de Tulancingo, 213 de Tizayuca y 240 de Tula.
Estas mil 165 toneladas, serían por logística las que pudo procesar Valorsum, además de las acumuladas en rellenos sanitarios, sin elevar costos a los ayuntamientos y dar servicio a municipios mexiquenses, pero se impidió a través del gobierno de Tizayuca de Gabriel García Rojas, que no otorgó permisos.
Así en los últimos lustros los desechos sólidos se convirtieron en grave problema porque su confinamiento tiene resistencias sociales; el antecedente es la cancelación del proyecto de la española Abengoa-Befesa que generó el movimiento Todos Somos Zimapán que en 2010 frenó la inversión de 12 millones de dólares.
El problema social y de salud se agrava porque hay oposición a nuevos rellenos sanitarios y el proyecto que reduciría la presión sobre ellos enfrentó los intereses de Fayad Meneses que “fabricó” oposición social a la planta en la que Valorsum perdió 60 millones de dólares.
En diciembre de 2016 el alcalde de Tizayuca Gabriel García Rojas, montó “manifestaciones” para que el cabildo no aprobara los permisos; el argumento, que contaminaría el manto friático 1508 y la presa El Manantial, lo que no era cierto.
La planta tenía capacidad para procesar 4 mil 200 toneladas diarias, resolviendo la problemática, ahora la crisis se agudiza porque se agotan espacios para confinar 700 mil toneladas anuales, además generaría energía y compostas, fue desmantelada mediante el robo de piezas hasta dejarla inservible porque el Ministerio Público, no atendió las denuncias, exigiendo facturas hasta de las láminas, para proceder legalmente.
Omar Fayad también se negó a crear un fideicomiso para la participación de ayuntamientos, heredando grave problema a Hidalgo que se refleja en crisis para el manejo y confinamiento de desechos sólidos, problema de salud pública, social y de servicios en los 84 municipios.
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