Alberto Witvrun.- En la sociedad actopense se asegura que los olores a corrupción en el ayuntamiento son más fuertes que los que se sintieron en la Feria de la Barbacoa por la cercanía de tiradero de desechos sólidos, por la terquedad del gobierno de la morenista Imelda Cuéllar Cano
de no rendir cuentas y menos darle transparencia a los recursos que se aplicaron para este
evento que fuera del récord Guinness, no trascendió ni atrajo la atención como se
especuló.
Que, si fueron 15 o 26 millones de pesos los destinados, ya parece lo de menos cuando
tampoco hay seguridad y la población continúa haciendo labores que corresponden a la
policía municipal al capturar a presuntos delincuentes y exhibirlos desnudos en la plaza
pública, ante la incompetencia del gobierno municipal, porque, aunque los agentes
quieran no tienen ni garantías ni recursos para cumplir con su trabajo.
Las irregularidades brotan por todos lados, porque se registran irregularidades en tramites
administrativos como el probable doble cobro del impuesto predial, por la falsificación de
documentos oficiales y a eso se tiene que agregar que los servicios que presta el
ayuntamiento son deficientes y la atención a la ciudadanía es pésima hasta cuando
alguien solicita la copia de un acta de nacimiento.
En el cabildo regidores de oposición endurecen sus posiciones y empiezan a registrarse
brotes de malestar en la fracción edilicia de Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena), porque aún en voz baja, hay quien ya se percató de que el gobierno municipal
no camina bien lo que tarde o temprano tendrá un costo político que como parte del
partido gobernante también les pasará factura.
Las quejas y denuncias no tardan en llegar formalmente al Congreso local, y se asegura
que hay quien ya solicitó la intervención de la Secretaría de Gobierno, para darle algo de
rumbo a la administración de Cuéllar Cano, que camina con soberbia sin escuchar los
reclamos ciudadanos de que el tufo de corrupción está llegando a Plaza Juárez.
