Miguel Á. Martínez. Tlaxcoapan. Entre abucheos y protestas por una deficiente administración y falta de obra pública en las cuatro comunidades que conforman a Tlaxcoapan, además de un ambiente hostil, el alcalde Jaime Pérez Suárez, rindió la tarde de ayer su segundo informe de gobierno.
A la tercera sesión solemne de la administración 2020 – 2024, se tenía prevista la asistencia del gobernador Julio Menchaca Salazar, quien, sin embargo, de acuerdo con fuentes al interior del gobierno local, canceló tan sólo a un par de unas horas de la tercera sesión solemne. Ya se tenían alistados los preparativos y requisitos que pidió para su estancia el Ejecutivo estatal.
Residentes de la demarcación portaron al menos diez lonas de considerables proporciones, donde manifestaban su rechazo al Ejecutivo municipal, y en las que describían las problemáticas no atendidas por el ayuntamiento.
Entre las omisiones más destacadas se pudo leer el mensaje de la localidad Cerro de El Gavilán, cuyos pobladores a través de su mensaje se dijeron abandonados: “somos una comunidad marginada, relegada y olvidada, carecemos de los servicios más básicos y elementales para subsistir, como un pozo de agua potable, pavimentaciones y electrificaciones”.
Otro texto fue el de los habitantes de Doxey, quienes exigieron obra pública y la perforación de un nuevo pozo, además de que le solicitaron al gobernador los apoye a pagar un adeudo de 7 millones de pesos de adeudo que mantienen con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que pudiera generar un corte de energía al cárcamo existente, que pudiera generar desabasto a más de 10 mil pobladores.
A las manifestaciones en contra se unieron vecinos de la cabecera, quienes demandaron mayor seguridad, al expresar que los asaltos y robos han ido en aumento en las últimas semanas por falta de iluminación en las calles.
La llegada del alcalde al recinto oficial para su segundo informe ocurrió entre gritos de ¡fuera Jaime, fuera Jaime!.