Alberto Witvrun.- En medio del optimismo que generan que para la zona de Tula se confirmen importantes proyectos del gobierno federal para revertir los efectos nocivos de la contaminación y sus
orígenes que no solo son ambientales, los acontecimientos cotidianos encienden las
alarmas por las condiciones de inseguridad que tienen a la población sumida en el temor y
la incertidumbre.
El fin de semana se registró un nuevo enfrentamiento entre civiles armados y las fuerzas
policiales en el que fueron detenidas dos personas y una más fue abatida, que la
autoridad calificó de golpe a la delincuencia, lo que es cierto, pero también evidencia que
los grupos criminales no han disminuido su actividad en este municipio y en los otros que
son área de influencia.
El atentado a un juez penal que se recupera de la agresión a balazos que sufrió,
investigación de la que no se conocen los avances y la creciente lista de homicidios
dolosos aderezados por una frecuente ola de delitos del fueron común, le dan sentido de
ingobernabilidad a la administración municipal del morenista Cristhian Martínez Reséndiz,
que lo mejor que hace es mantener el enfrentamiento con la oposición.
El polo de Economía Circular, la modernización de la refinería Miguel Hidalgo, el Tren
Ciudad de México – Querétaro, la reconversión de la termoeléctrica, el saneamiento del
Río Tula y la tecnificación de los tres más importantes distritos de riego, significan una
multimillonaria derrama económica que mejorará las condiciones sociales y las
oportunidades.
Pero todo ello requiere de seguridad y un clima social estable, lo que depende de lo
primero y no se ve como se puede resolver en el corto plazo si no hay una intervención
directa y decidida del gobierno estatal y respaldo del federal para reducir a la delincuencia
y recuperar la confianza ciudadana creando las condiciones para que Tula se transforme
en región transparente y de oportunidades.
