Miguel Á. Martínez. Tula de Allende.- El gobierno morenista de Cristhian Evanivaldo Martínez Reséndiz comenzó la demolición del parque infantil La Tortuga, emblema del municipio durante el gobierno del ex presidente Noé Paredes Salazar (1994-1997).
En un protocolo al que no se invitó a la ciudadanía en general, pero se realizó de manera pública, se dio inicio al complejo recreativo que dejará de llamarse oficialmente La Tortuga para pasar a conocerse como parque Quetzalcóatl.
La enorme tortuga central que le daba el nombre al parque y que estaba hueca para dar paso a tres grandes resbaladillas será sustituida por una serpiente, y habrá una escultura de Quetzalcóatl en la entrada principal del inmueble.
De acuerdo con la dirección de Obras Públicas de la alcaldía, la obra se ejecutará en poco menos de seis meses, un periodo de 167 días naturales, y en ella se invertirán 22 millones 237 mil 681 pesos y 66 centavos.
Se prevé una remodelación total del espacio, por lo que se retirarán todos los juegos infantiles y los motivos que identifican al antiguo parque para colocar nuevas herramientas e indumentaria, que incluye jardinería con árboles de diversas especies y pasto, 71 luminarias, juegos infantiles con piso de caucho flexible, zona interactiva con fuente de chorros de agua y reflectores RGB, además de baños remodelados con accesibilidad para personas con discapacidad.
En entrevistas separadas y a través de las redes sociales, ciudadanía en general condenaron “la atrocidad” del gobierno municipal que, dicho sea de paso, dijeron que solo se conduce con ocurrencias a falta de capacidad para administrar y dirigir los destinos del municipio.
Consideraron que con la demolición de La Tortuga se va una parte de la historia e identidad de Tula, pues “se le da en la madre” a un parque con más de 35 años de existencia.
Reprocharon que antes de iniciar la destrucción del parque debieron hacer una consulta pública, además de cubrir las necesidades prioritarias de la demarcación: bacheo, alumbrado público, seguridad e infraestructura urbana, “ya después, si alcanzaba, se debió renovar o crear un nuevo parque”.
Los residentes de Tula consideran que, en lugar de destruir un parque emblemático de la demarcación, se debió crear otro espacio, y así generar oportunidades de empleo y otro polo de desarrollo en el municipio.