Alberto Witvrun.- Fuera del tendedero de agresores y acosadores que las autoridades de procuración y administración de justicia deben atender urgentemente y los connatos de enfrentamiento que se sucedieron entre un reducido grupo y las fuerzas policiales durante la marcha
manifestación del 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer, se puede considerar un
balance favorable para el gobierno estatal a pesar de las funcionarias que quisieron llevar
agua a su molino.
A muchos no nos gustan las vallas de contención, pero son decisiones gubernamentales
para evitar daños a la infraestructura y monumentos, lo que, si esto debe estar
acompañado de una estrategia para reducir actitudes violentas y no utilizar gases o polvo
de extintores, por fortuna la mayoría, de las alrededor de 6 mil manifestantes, actuaron
de manera pacífica, solo habría que confirmar la detención de 12 manifestantes.
Y conforme estas concentraciones para expresar desacuerdos y cuestionar a las
autoridades ante la falta de respuesta y de políticas públicas para contener la violencia de
género en cualquiera de sus manifestaciones, sean pacíficas van a encontrar mayor eco y
respaldo de diversos sectores de la población, porque es reprobable que las mujeres
principalmente sigan siendo víctimas (porque también hay hombres que la sufren), sobre
todo cuando se llega al extremo de privar una vida.
Pero ello requiere de respuestas efectivas, el gobierno debió tomar nota de las denuncias
públicas y debiera revisar cada caso, dar a conocer si de todo lo “colgado” en al tendedero
hay denuncia o proceso legal y dar a conocer en que situación se encuentran y si no lo hay
pedir se denuncie, pero si también hay falsedad darlo a conocer, es decir actuar con apego
al Estado de Derecho.
Porque no basta con decir que se respeta el derecho a manifestarse y la libertad de
expresión, no sólo las mujeres, la sociedad requiere y merece respuestas, además que
políticamente tendrá más argumentos y generará condiciones para que el próximo 8 de
Marzo, haya más vasos comunicantes y cada vez menos virulencia del feminismo radical.
