Arturo G. Alanis. Ixmiquilpan.- Con escasos resultados y en opacidad concluirá el ejercicio de los 18 integrantes de la Asamblea Municipal, donde no hubo mínima oposición y, por lo contrario, los 15 regidores y dos síndicos se mantuvieron como “levantadedos” y complacientes, ante las decisiones y caprichos de la alcaldesa Araceli Beltrán Contreras.
Durante tres años y casi un mes, con salarios de 52 mil y 46 mil pesos, respectivamente, síndicos y regidores destacaron por mantener rezagada la totalidad de normas y reglamentos que rigen al municipio, porque en ningún momento se preocuparon por reformarlos y menos actualizarlos.
Su único mérito fue la aprobación del Reglamento de Comercio y Abasto, desde mediados del año anterior, pero hasta la fecha no lo han aplicado y por tanto continúa proliferando el comercio informal, principalmente en calles de la cabecera, en un problema que a diario entorpece al tránsito peatonal y vehicular.
Ni siquiera fueron capaces de reformar o adecuar el Bando de Policía y Buen Gobierno, no obstante que ya presenta rezago de 12 años ese documento, que regula todas las actividades administrativas y de gobierno para propiciar orden y armonía social, de acuerdo con necesidades y condiciones de los habitantes.
A la par, aquel cuerpo edilicio se mantuvo en mera opacidad y hermetismo porque la gran mayoría de veces sesionó a puerta cerrada, sin transmisión por redes sociales; algunas ocasiones en encuentros vía zoom desde la comodidad de sus casas o en sus lujosos vehículos.
Por esas razones no se supo de manera pública sobre los asuntos “públicos” tratados ni de las decisiones colegiadas al seno del Cabildo, salvo algunas ocasiones, pero únicamente cuando se trató de temas sin mayor relevancia, como ocurrió el reciente 24 de julio, en que Araceli Beltrán presumió: “Terminando una sesión muy productiva, mañana les informamos algunos puntos que serán de beneficio a la ciudadanía”, pero hasta la fecha no ha informado nada.
