Alberto Witvrun.- La elección de Pedro Luis Noble Monterrubio como presidente del Colegio de Notarios del
Estado de Hidalgo, parece una buena señal para poner fin a las crisis recurrentes que
aquejan a este gremio esencial para la aplicación del Estado de Derecho en Hidalgo, cuyo
control siempre ha sido atractivo para personajes del gobierno en turno y este no es la
excepción.
En el anterior Guillermo Vega Huasco como presidente del Notariado de Hidalgo, obedecía
a los intereses de Víctor Fayad Meneses y su posición afectó muchos intereses con
trasfondo político que llevó en el caso de Gerardo Martínez Martínez a ampararse para
que le fueran otorgados los folios con los que operan las 96 patentes otorgadas por el
gobierno estatal en diferentes administraciones.
Los excesos de Vega Huasco se combinaron con la corrupción rampante de Javier Barrera
Neri director general del Archivo General de Notarías que obedecía a los intereses del ex
secretario de Gobierno Simón Vargas Aguilar y que estuvo cerca de generar una crisis legal
en la entidad, porque no tenía título, después de conseguírselo, lo destituyeron al final del
sexenio.
En la idea que una notaria sería la solución en el Colegio fue electa Patricia Martínez
Gómez, que se convirtió en una pequeña dictadora, tuvo malos manejos de los recursos y
se alió al coordinador jurídico del gobierno Raúl Serret Lara que quería el control del
Notariado y está en pugna con el director general del Archivo General de Notarías Pedro
Velázquez Bárcenas que viene conciliando con el gremio al que pertenece.
Tras la destitución de Martínez Gómez a quien Serret Lara quiso sostener a sangre y fuego,
se mencionó a Noble Monterrubio y Alberto Rodríguez Calderón, siendo electo el primero
que mantiene buena relación con el gobernador, pero con una directiva representativa
donde destacan Marta Martínez Guarneros y Estela Suárez Quintanar, lo que
teóricamente pone fin a la pugna Serret-Velázquez..
