Alberto Witvrun.- En los círculos del gobierno estatal y de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)
en Hidalgo se siguen preguntando quien concertó la visita de Adán Augusto López
Hernández a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y se siguen buscando
culpables para pasarle la factura política porque no agradó en el cuarto piso de Plaza
Juárez el encuentro de esta “corcholata” con el nada prestigiado Clan Universitario de
Gerardo Sosa Castelán.
Quisieron responsabilizar al diputado federal Cuauhtémoc Ochoa Fernández, al delegado
de Infonavit Canek Vázquez Góngora y al delegado Rodolfo González, pero ninguno de
ellos tuvo que ver y, es cuando hay que reconocer las habilidades del jefe del clan que
logró el acercamiento con López Hernández en la Secretaría de Gobernación (Segob) a
través de su menor Damián Sosa Castelán.
El beneficio de enfrentar el proceso penal por delincuencia organizada y operaciones con
recursos de procedencia ilícita por 58 millones de pesos, que logró los primeros días de
febrero de 2022, tuvo su carga política y el rector Octavio Castillo Acosta se encargó de
hacerla público, porque al Clan Sosa le urgía empoderarse, después de que el gobernador
Julio Menchaca Salazar no quiso en campaña relación directa con la secta acaxochitlense.
Pero a Gerardo Sosa, no hay que subestimarlo; en 1990 apenas libró la cárcel junto con su
hermano Agustín tras los señalamientos de proteger a la banda de El Edy en la Huasteca,
mediante acuerdo político con el gobierno de Adolfo Lugo Verduzco gracias a la
intermediación de Mario Higland Gómez, varios integrantes del entonces Grupo
Universidad fueron detenidos acusados de diferentes delitos.
La orden provenía de un compromiso de campaña de Carlos Salinas con empresarios en el
hotel La Joya de Tulancingo; de ellos sobresalía Carlos Herrera Carrera hijo del ex rector
Carlos Herrera Ordoñez, de quien Gerardo Sosa era tutor, por ello se apersonó en la
Segob; habló con Fernando Gutiérrez Barrios y lo convenció de liberarlos, después se
autoexilio 9 meses en Boston y en mayo de 1991 regresó para ser rector y mantener su
hegemonía en la UAEH lograda en 1982.
Lo grave es que el tabasqueño haya caído en el garlito de Gerardo Sosa y le haya venido a
contaminar el proceso de construcción de Morena Hidalgo al jefe del Ejecutivo cuyo
proyecto de transformación tendrá que pasar el tamiz de las elecciones de 2024,
particularmente las que renovarán el congreso local y los 84 ayuntamientos.
