Alberto Witvrun.- La reaparición de transporte pirata en la franja norte del territorio de Hidalgo, no es un
asunto menor y minimizarlo como se trata en la Secretaría de Movilidad y Transporte
(Semot) no es lo mejor porque de no adoptar medidas para frenarlo se avecina un
conflicto social en los municipios de Sierra y Huasteca que puede tener graves
repercusiones políticas.
Atrás de esto hay intereses porque quienes operan irregularmente, lo hacen bajo la
promesa de que les gestionarán en el mediano plazo una concesión a cambio de servir a
un proyecto político o para desestabilizar a los municipios estratégicos se la Huasteca
como Huejutla de Reyes, Atlapexco y Yahualica, en los que siempre habrá caldo de cultivo
para las inconformidades.
La disputa por las rutas se eliminó en los últimos años en buen parte por la creación del
llamado transporte indígena que da servicios en comunidades bajo determinadas
características y se resolvió en buena medida la disputa interestatal entre los
transportistas de Hidalgo y los de Veracruz, que había estado a punto de provocar
enfrentamientos graves, que requirió la intervención de los gobiernos de ambas
entidades.
La denuncia de los taxistas de Huautla que han replicado los de Huejutla de Reyes y
Tlanchinol debió encender las luces ámbar en el área de transporte convencional de la
Semot, que debe actuar de inmediato porque los operadores y permisionarios de
transporte público de pasajeros de la región, no tardan en enfrentar a la competencia
desleal.
Y los “piratas” ya saben a lo que se enfrentan y pueden ser factor para romper la
estabilidad social que se mantuvo con las resistencias al resultado electoral del último
proceso, porque el transporte es un sector determinante en la vida social y económica de
la Huasteca y de la Sierra hidalguenses, que no puede sufrir descuidos.
