Alberto Witvrun.- Entre 1976 y 1977 Pachuca sufrió una seria escasez de agua potable que se resintió
principalmente en los barrios altos, lo que era una contradicción por la gran cantidad de
se extraía de las minas en cuyo alrededor crecieron estos asentamientos que no tenían el
servicio, lo que originó un movimiento cívico para exigir al gobierno interino de José Luis
Suárez Molina una solución definitiva.
Los habitantes de los barrios se abastecían acarreando el líquido con botes cuadrados en
lo que originalmente se envasaba manteca que eran soportados por un madero y
sostenidos con lazos que les regalaban a puerta de mina en Loreto y San Juan Pachuca,
además había quien acudía a un costado de donde se ubican los baños de Loreto en la
calle de Julián Carrillo, de donde brotaba gran cantidad de agua que se perdía en el rio de
Las Avenidas.
Suárez Molina dejó el interinato y regresó Jorge Rojo Lugo que tuvo algunas soluciones y
logró parar el movimiento por el agua, que al igual que otros servicios se encarece cuando
se establecen centros habitacionales populares en zonas altas como los barrios
tradicionales o más tarde el cerro de Cubitos y Palmitas.
Un lustro después ya con Guillermo Rossell en el gobierno se llevó a cabo el programa de
Rehabilitación de la Red de Agua Potable de Pachuca con una inversión millonaria, se
habló de 5 mil millones de pesos a través de la Comisión de Agua, Alcantarillado y
Sistemas Intermunicipales (Caasim) que dirigía Baldomero Arista Ruiz, del que se dijo
había sido un gran fraude, porque el servicio no mejoró.
Hoy el agua vuelve a ser motivo de inconformidad social, urgen respuestas no basta con
culpar a administraciones pasadas se debe dar respuestas temporales, pero emprender un
gran proyecto integral que contemple recargar mantos friáticos y un nuevo sistema, así
como reconsiderar la forma en que operan los pozos del llamado Valle de San Javier que
se encuentran a lo largo de la autopista México-Pachuca.
Antes de que la escasez agua se convierta en un movimiento ciudadano como en los 70s
cuyo síntomas ya se manifestaron con bloqueos en diferentes puntos de la zona urbana
capitalina que si alguien los concatena puede ser un Talón de Aquiles para el gobierno
estatal en la víspera de un año electoral, por lo pronto al director de Caasim, Evel Chávez
Trovamala, empieza a sufrir de escasez de pretextos.
