Miguel Á. Martínez. Tula de Allende.- Además del cierre de los museos de sitio de la zona arqueológica de Tula (ZAT), Jorge R. Acosta y Guadalupe Mastache, que tienen 4 y 10 años de no estar disponibles al público, hay un sin fin de deficiencias en el antiguo centro ceremonial tolteca, los cuales, han disminuido el número de visitantes al complejo, sostuvieron integrantes del Movimiento de Afectados.
Los denunciantes, indicaron que las instalaciones se están cayendo a pedazos, y que el Parque Nacional Tula -que es una reserva ecológica reconocida por decreto presidencia de José López Portillo y Pacheco como tal desde 1981- está muriendo a causa del heno motita, sin que el gobierno federal haga algo al respecto.
Coincidieron en comentar que, a la zona arqueológica se “la está llevando la tristeza” sin que a nadie le importe, por lo que se está dejando caer al precipicio uno de los recintos arqueológicos más importantes del país, por falta de inversión ante la omisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Sobre la dependencia, los agremiados al Movimiento de Afectados de la Zona Arqueológica de Tula, indicaron que, la responsabilidad por esta situación la tiene en gran medida, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y el director del Instituto, Diego Prieto Hernández, con quien, la dirección central de la institución ha estado prácticamente acéfala, además que, con la titularidad de la dependencia, en manos de Héctor Álvarez Santiago.
Dijeron no contar con cifras oficiales de visitantes porque el INAH no se las da a conocer, pero aseguraron que, por lo que ven reflejado en sus ventas, el turismo ha mermado al menos en un 50 por ciento, todo, a consecuencia de las deficiencias no atendidas, por lo que pidieron apoyo del gobierno del estado para emprender una campaña de difusión turística para repuntar las visitas en el sitio.