Miguel Á. Martínez. Tula de Allende. Luego de que la cementera La Cruz Azul asentada en Jasso, Tula, se mantuviera sin producir por falta de energía eléctrica ante un corte de luz que les hizo la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las pérdidas para la empresa de acuerdo con un estimado de los directivos de la cooperativa son de poco más de 500 millones de pesos.
Y es que, aunque todavía la exparaestatal no restituye el servicio, hace un par de días pusieron en funcionamiento un molino, con el que se reactivó la manufactura, envasado y comercialización del material para la construcción, lo que les permitió volver a activar la economía de la factoría y sus filiales ubicadas en Ciudad Cooperativa Cruz Azul.
De esta manera en 28 días de paro se tuvieron mermas por 504 millones de pesos.
Francisco Sarabia Pozo, presidente del comité de Administración reconocido por los obreros de la fábrica de la Ciudad de los Atlantes, informó en una conferencia de prensa que, hasta mediados de agosto pasado, se producían 5 mil toneladas diarias del material para la construcción, con un valor comercial de 18 millones.
Cabe recordar que la madrugada del 17 de agosto, la empresa de clase mundial quitó el suministro eléctrico de la fábrica de cementos La Cruz Azul.
El corte de energía fue derivado de una supuesta petición para un proceso de libranza (mantenimiento) solicitado por el presidente del consejo de administración del grupo conocido como la disidencia, Víctor Manuel Velázquez Rangel, que es quien tiene la personalidad jurídica ante las autoridades federales.
No obstante, la fábrica de Tula se mantiene en control de los denominados Alvaristas, encabezados por Federico Sarabia Pozo, quien aseguró que sería el pasado 7 de septiembre que se les reinstalaría la electricidad, con lo que podrían volver a producir las 5 mil toneladas de cemento diarias para las que tiene capacidad la planta de Tula. No obstante, esta fecha fatal no se cumplió.
En aquella ocasión los directivos de la cooperativa, informaron a sus representados que la empresa de clase mundial, había pedido una prórroga de tres días, para cumplir el procedimiento, lo cual tampoco se realizó, debido a motivos desconocidos.
Obreros del núcleo, quienes prefirieron no ser identificados por no tener autorización, dijeron que posterior al segundo incumplimiento, únicamente se les mencionó que el equipo de abogados que representaban al Consejo de Administración de la planta, se encargaría de hacer los procedimientos necesarios para que les restablecieran la luz, pero que ya no se les diría nada porque estaba habiendo “fugas de información”.
En este sentido, cabe resaltar que el mismo Sarabia Pozo admitió que entre los trabajadores de la empresa empezaba a haber descontento por la falta de paga y por rencillas internas que esta circunstancia ha provocado, por lo que algunos obreros pasaban información de sus movimientos a la parcialidad de Víctor Manuel Velázquez Rangel y José Antonio Marín Gutiérrez.