Alberto Witvrun.- El nuevo gobierno empezó y con él, transición y expectativa de cambio de régimen
ofertado por el gobernador 34 de la historia de Hidalgo surgido de un partido diferente al
dominante de las ultimas nueve décadas, donde resaca y euforia del histórico triunfo
quedaron atrás y con la legitimidad del bono democrático de 643 mil votos que tiene
fecha de caducidad y sin segundas oportunidades.
Como tenía que ser Julio Menchaca Salazar nombró un gabinete de su confianza la
mayoría con perfiles adecuados y con una interpretación clara de lo que quiere, en parte
de su experiencia en el gobierno que vivió y sufrió, como presidente del Poder Judicial,
donde el gobernador Manuel Ángel Núñez perdió el control y lo tomó su segundo
secretario de Gobierno.
Las miradas se centran en Desarrollo Económico y Desarrollo Social donde se esperaban
perfiles más altos, pero habrá razones y análisis, del resto no hay asomo de dudas de que
cumplirán con el proyecto: finanzas, contraloría educación, agricultura, obras públicas,
salud, procuración de justicia y seguridad están en buenas manos y se espera cumplan las
expectativas trazadas.
No Será fácil desarticular estructuras e incluso vicios de trabajo en la burocracia para la
aplicación de nuevas políticas públicas donde realmente no haya más que corrupción
impunidad, para ingresar a una nueva etapa y que la alternancia en el gobierno de Hidalgo
se refleje en mayores beneficios para la población, con el plus de que habrá apoyo del
gobierno federal.
Tendrá que venir paralelamente al ejercicio de gobierno, el trabajo político, primero la
construcción de una estructura interna desde Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena) para darle institucionalidad y desarticular el corporativismo que apareció en el
reciente proceso para renovar la dirigencia y el consejo político, de inicio es importante
para esta transición que el gobernador Julio Menchaca Salazar, sea un hombre de dialogo
pero sobre todo de leyes.
