Alberto Witvrun.- Si algo destaca en la vida política de Gerardo Sosa Castelán es su habilidad para librarse de
situaciones complicadas, que le permiten mantener el control de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) después de cuatro décadas y ubicar a su clan
como un grupo de permanencia en la política de Hidalgo, aún en la complicada situación
legal que vive.
Sobrevivió al enfrentamiento con el gobernador Adolfo Lugo Verduzco que estuvo cerca
de enviarlo a la cárcel en 1989, lo mismo que a las medidas adoptadas por el gobierno
federal de Carlos Salinas, luego de la detención de Carlos Herrera Carrera y de otros
miembros del clan en 1988.
A partir de ahí ha practicado las “venciditas” con el gobernador en turno, reto a Jesús
Murillo Karam quien ordenó la detención del dirigente estudiantil Marco Antonio Sánchez
Altamirano; Manuel Ángel Núñez Soto respondió a su reto con la rebelión del dirigente de
la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH) Alejandro Rosas García.
A Miguel Ángel Osorio Chong quien lo hizo diputado federal le descalificó a su secretaria
de Finanzas y le generó el conflicto por la operación de una gasolinera, lo que le costó la
coordinación de la bancada hidalguense en San Lázaro en 2007; con Francisco Olvera Ruiz
acordó más recursos y reformar la ley universitaria para crear el Patronato que le da el el
supra control de la UAEH.
Con Omar Fayad Meneses el conflicto se dio por la creación de un órgano de control
interno en la UAEH que dijeron ponía en riesgo la autonomía que se resolvió con un fallo
judicial a favor de la autónoma, pero la realidad dio la razón al gobernador al ser acusado
Gerardo Sosa de desvió de recursos por más de 58 millones de pesos y delincuencia
organizada.
Lo sucedido en el congreso de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es un
nuevo reto político de Sosa Castelán, el triunfo parcial a partir de su alianza con Abraham
Mendoza Zenteno, para intentar controlar a este instituto político lo debilita en su
principal fuente de poder al utilizar a una de sus mejores cartas.
Porque eliminó a su aspirante natural para suceder en la rectoría a Adolfo Pontigo Loyola
el próximo año: la nueva secretaria general de Morena María Marivel Solís Barrera que
conoce las entrañas financieras del clan y le es leal, en aras de fiel a su naturaleza de retar
al gobernador en turno, lo que hoy puede tener un costo superior al de otras “venciditas”,
porque esto apenas empieza y esta vez su habilidad no le alcance.
