Alberto Witvrun.-La agresión que sufrió la ex pareja sentimental del hijo de la senadora María Merced González González no es un asunto menor a pesar de que las autoridades no «quieren hacer ruido» y abordan el tema con discreción.
La ira con que la legisladora y su vástago atacaron a la mujer y a su anciano padre debe ser castigada conforme a Derecho y merece incluso un Juicio de Procdencia en la Cámara Alta para retirar el fuero constitucional y haga frente al proceso legal.
Senadora virtud a que la propietaria Angélica García Arrieta falleció en funciones al no poder superar una enfermedad terminal, el paso de González González, ha sido más que transparente, invisible, porque no ha respondido a la responsabilidad del encargo.
La preocupación en la fracción parlamentaria de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es alta por este caso, de aplicarle el desafuero le quitaría un voto a la bancada morenista porque es la suplente y esa curul quedaría vacía.
Aún así, «proteger» a María Merced González es un lujo que no puede darse Morena, que guarda silencio sepulcral ante la denuncia pública y la legal de los agredidos, sobre todo por el origen de la agresión que es el intento de arrebatarle al hijo a la víctima.
Lo que no está midiendo la senadora ni quienes tratan de protegerla es la movilización social que ya inició, bola de nieve que en breve será avalancha y que lesiona la imagen del partido político que empezará a gobernar el 5 de septiembre.