Alberto Witvrun.-Las nuevas medidas cautelares para el jefe del Clan Universitario son consideradas por ellos con todo y brazalete electrónico, un triunfo político, porque salir de la prisión de alta seguridad del Altiplano y estar en la comodidad de su casa enfrentando el proceso penal que le sigue la Fiscalía General de la República (FGR) es un avance en su condición de procesado por delitos federales.
No tendrá que enviar mensajes, dará instrucciones directas a sus huestes para la elección de gobernador; ahora habrá que esperar a quien les ordena apoyar, porque en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se especula dividirá sus votos, para asegurar el registro de su franquicia el Partido del Trabajo (PT) y para uno de los adversarios de Julio Menchaca Salazar, sin definir si serán para Carolina Viggiano o Francisco Xavier Berganza.
Menospreciar a Gerardo Sosa que tras 17 meses en prisión mantiene el control de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) es un error, aun bajo la lupa tiene recursos humanos y financieros para negociar su capital electoral con los candidatos al gobierno de Hidalgo que requieren del mayor número de votos y él a cambio obtener beneficios o fuerza política para resolver su situación legal.
La prioridad es su defensa, porque el proceso por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita por 58 millones de pesos continúa y no será fácil lograr una resolución favorable, pero por el momento es un alivio haber dejado el penal del Altiplano, bajo el argumento de que su estado de salud esta, afectado.
Argumento legal pero poco creíble, porque siempre cuidó su estado de salud, realizando actividades deportivas, lo mismo que su alimentación pues tenía chef personal, como sea desde su nueva condición cautelar seguirá intentando ser un actor y factor en este momento histórico en que el 5 de junio se elegirá por primera vez solo al titular del Poder Ejecutivo.